jueves, 13 de noviembre de 2008

Irak y algunas reflexiones

El 23 de Marzo de 2003 se inicia la invasión militar de Irak con el nombre “Operación Libertad”, liderada por el conocido como trío de las Azores; George W. Bush, Tony Blair y José Maria Aznar. Esta campaña forma parte de la cruzada contra el terrorismo islámico iniciada por Estados Unidos a raíz de los atentados del 11-S de 2001. Esos atentados son el único golpe que ha sufrido Estados Unidos en su propio territorio y los que dejaron al mundo perplejo durante varias semanas.
Estados Unidos encontraba un nuevo enemigo en el mundo del terrorismo islámico y dividía el mundo en dos; los que estaban a favor de Estados Unidos y los que estaban en contra. No cabía un término medio, era una lucha por la libertad o en contra de ella. Esta situación recuerda a la vivida durante la guerra fría, con la diferencia que el enemigo, en esta ocasión no está claramente definido, es algo impreciso ya que el monopolio del terrorismo islamista no corresponde a ningún país.
El primero en sufrir las consecuencias de esta lucha contra el terrorismo fue Afganistán y sus dirigentes talibanes (armados por Estados Unidos durante su guerra contra la URSS, en un acto que entra plenamente dentro de la lógica de guerra fría). Posteriormente en 2003 sería el turno de Irak y de las armas de destrucción masiva –que todavía en 2008 siguen sin aparecer- de Sadam Husein. Esta era la justificación que Estados Unidos usaba delante del mundo para iniciar sus acciones bélicas. El fin último era garantizar la seguridad y proteger la libertad del mundo, cuanto menos del llamado “mundo libre”.
La guerra de Irak comenzó en medio de una gran polémica. El mundo entero estaba contra la guerra. Grandes protestas y manifestaciones alrededor del planeta contra el ataque a Irak, des de Japón, hasta New York, París, Londres…España entera se volcó en estas protestas –el 15 de Febrero de 2003 en Barcelona se manifestaron mas de 1.000.000 de personas bajo el lema “No a la guerra”- y más del 90% de la población era contraria a la intervención bélica. Quizás haya sido la guerra que más protestas ha levantado en todo el mundo (junto con la de Vietnam) y es que nadie se creía las justificaciones que se esgrimían para iniciarla.
A mediados de Marzo de 2003 tubo lugar la cumbre de las Azores, donde Estados Unidos, Gran Bretaña y España trazaron las líneas básicas a seguir para la invasión de Irak que se iniciaría el día 23 del mismo mes.
La campaña “Operación Libertad” duró apenas tres semanas y fue culminada con el apoteósico, y cargado de simbolismo, derrumbamiento de la estatua del dictador Sadam Husein, que a parte de esconder armas de destrucción masiva, que ponían en peligro a todo el “mundo libre”, era también uno de los que financiaba y entrenaba a los terroristas islámicos radicales del malvado y demonizado, hasta limites insospechados por los medios de comunicación, Osama Bin Laden.
Pero no fue durante la guerra cuando Estados Unidos encontró resistencia a su, aparentemente, imparable avance contra el régimen dictado des de Bagdad, y es que en esas tres semanas tubo pocas complicaciones. La guerra se declaró como ganada y entonces fue cuando se inició la autentica ola de violencia contra los militares de la coalición encabezada por Estados Unidos. Una guerra de guerrillas en las calles de Bagdad y las principales ciudades iraquís. La resistencia era consciente de sus limitaciones en una guerra abierta contra el todopoderoso ejército de los Estados Unidos y también de su falta de medios, así que lo que fue una “guerra placida y triunfal” se convirtió en un constante gotear de atentados, tiroteos y ataques contra las posiciones invasoras y los intereses occidentales en el país. La parte mas aterradora y que mas impacto causó entre la opinión pública occidental fue el secuestro de diversos periodistas y cooperantes a manos de estos grupos insurgentes y radicales. El primer secuestro que levanto el interés del gran público acabo con un video donde los terroristas leían un comunicado y acto seguido decapitaban a un periodista occidental.
A día de hoy Irak vive sumido en un permanente conflicto de “semi-guerra civil” (admitir que es una guerra civil a todas luces es admitir el fracaso completo de las operaciones en Irak), donde día a día se suceden los muertos, y es que lo que fue una intervención para liberar al pueblo iraquí ha dejado una situación incluso peor de la que había.
Los países que han participado en esta intervención han sufrido las consecuencias en sus propias carnes. Estados Unidos vio como las torres gemelas caían el 11 de Setiembre de 2001 (lo que daría lugar a esta cruzada contra el “eje del mal”), pero también España el 11 de Marzo de 2004 sufrió el atentado de Atocha y el 7 de Julio de 2005 el metro de Londres y la ciudad entera quedaron colapsados por nuevos atentados.
Una de las reflexiones que cabe hacerse es ¿Qué se esconde detrás de estas intervenciones militares en Afganistán e Irak? De sobras está comprobado que uno de los mejores negocios que se puede hacer hoy en día es la reconstrucción de un país entero que por ejemplo, y quizás no sea este el caso, haya sufrido una guerra. Y quizás tampoco sea este al caso de una guerra para intentar controlar las fuentes de petróleo, que casualmente son muy abundantes en ambos países. Quizás es mejor pensar que esta ha sido una guerra por la libertad y la seguridad del mundo y que tras de ella no se esconde nada más. Mas vale cerrar los ojos ante estas situaciones, que aunque nos parezcan horribles, benefician nuestra forma de vida “libre”, o si mas no, la sostienen un poco mas en el tiempo…o no?

lacontraportada,2008

martes, 11 de noviembre de 2008

sábado, 8 de noviembre de 2008

Vietnam y la matanza de My Lai

Vietnam y la matanza de My Lai

Mas allá de la guerra de Vietnam y para poder entender sus causas y sus repercusiones nos hemos de situar en una lógica de guerra fría. El mundo está dividido de forma bipolar después de la II Guerra Mundial entre; el “mundo libre” liderado por los EUA y el bloque comunista, con la Unión Soviética al frente. La crispación de las relaciones internacionales es muy elevada y las políticas intervencionistas de los dos países no hacen más que aumentarla. Se trata de una política de acción/reacción a nivel internacional.
Concretamente la política intervencionista norteamericana se inicia en 1947 con la llamada doctrina Truman que supone el fin del aislacionismo y el inicio de la lucha contra el comunismo para defender los valores e intereses americanos.
En esta supraestructura de guerra fría es donde tienen cabida infraestructuras de menor duración como la crisis de los misiles de Cuba del año 1962, la guerra francesa en Indochina que acaba en el año 1954 con la conferencia de Ginebra, la guerra de Corea de 1950 a 1953 o la guerra de Vietnam de 1958-1973/75.
En 1954, tras la derrota francesa en Indochina, se celebra la conferencia de Ginebra donde se constituye el estado de Vietnam, dividido por el paralelo 17, con una doble administración; Vietnam del Norte comunista y al sur, el Vietnam capitalista. Además existe el acuerdo de celebrar elecciones libres en 1956 para reunificar el país. Pero Estados Unidos ante el temor de la reunificación del país bajo dominio comunista lleva a cabo una serie de golpes de estado en Vietnam del sur para preservar sus intereses. Cuando esta política “encubierta” norteamericana, igual que la que se ha llevado a cabo en muchos otros países del mundo, no es efectiva, se opta por la intervención militar directa para acabar con el comunismo.
Las elecciones –por las que Vietnam debía volver a ser un país unido- nunca se celebraron. Vietnam del sur (dominado por Estados Unidos) argumentaba que las elecciones no eran justas porque en el norte había tres millones de personas más y además era una dictadura comunista que suprimía las libertades. En el año 1963 la situación sobre territorio vietnamita se había deteriorado y el Vietcong (frente de liberación nacional de Vietnam del sur) controlaba amplias zonas del país. Mientras que en algunos sectores de poder norteamericano se creía que una victoria comunista en Vietnam provocaría un efecto dominó en los países de Asia suroriental, se exigía una respuesta adecuada.
Pero la teoría del efecto domino no suponía un argumento suficiente para emprender acciones militares, había que buscar un pretexto o una motivación valida y esta llegó cuando en agosto de 1964 dos barcos de guerra norteamericanos fueron abatidos en aguas norvietnamitas del golfo de Tonkín por torpedos “enemigos”. El congreso de los EE UU autorizó al presidente Johnson a recorrer al uso de la fuerza para defender Vietnam del Sur. Así pues empezaron los bombardeos sobre territorio norvietnamita en febrero de 1965. Des de este momento la escalada de violencia en territorio vietnamita fue imparable, se pasó de 75.000 soldados norteamericanos en 1965 a más de medio millón en 1969. Se creía que los objetivos de la empresa emprendida en 1965 – que el comunismo no se alzara con la victoria en territorio vietnamita- estaban más próximos en 1967, pero la esperanza se desvaneció cuando el 31 de enero de 1968 el Vietcong, con ayuda del general Giap de Vietnam del norte, lanzó la ofensiva del Thet gracias a la cual conseguían el control de varias ciudades del país e incluso se amenazó la embajada norteamericana en Saigón. La reacción de EE UU fue violenta y desde el punto de vista militar vencedora, pero ahora estaba claro que la guerra iba a durar mucho tiempo y que a parte de un gran esfuerzo económico también costaría muchas vidas humanas. Se calcula que murieron unos 58.000 soldados estadounidenses y entre 2 y 5’8 millones de vietnamitas, la mayoría civiles.
En 1968 Richard Nixon gana las elecciones para el partido republicano – Johnson era demócrata-, con la propuesta de encontrar una salida negociada de Vietnam. Pero los bombardeos continúan y el Vietcong sufre grandes pérdidas. Ante la destrucción del Vietcong Vietnam del norte interviene directamente en la guerra y llevan adelante una gran ofensiva. La réplica estadounidense es contundente; bombardeos indiscriminados contra infraestructuras y ciudades de Vietnam del norte (el numero de bombas lanzadas por EE UU en el territorio de Vietnam triplico al que lanzó durante la segunda guerra mundial) e introducción del NAPALM para quemar la selva y obligar al Vietcong a salir de sus escondites (agente naranja).
Los bombardeos de diciembre de 1972 sobre Hanoi (capital de Vietnam del norte), que dejaron mas de 120 000 muertes, fueron la cota máxima de violencia que alcanzó esta represalia norteamericana y que obligó a Vietnam del Norte y al Vietcong a sentarse en la mesa de negociaciones de París. Con los acuerdos a los que se llega EE UU retira sus tropas de Vietnam y Vietnam del norte respeta la existencia de Vietnam del sur a partir del paralelo 17. En marzo de 1973 el ejército norteamericano se retira de Vietnam y se inicia la reconstrucción de Vietnam del Norte que dos años mas tarde iniciaran una ofensiva para acabar con Vietnam del Sur y el 30 de abril de 1975 el general Giap con sus tropas entra en Saigón.

El 16 de marzo de 1968 la compañía Charlie de la 11 brigada de infantería del ejército de los Estados Unidos inicia una operación de búsqueda y destrucción del 48º batallón del Vietcong en la aldea de My Lai, Vietnam.
La compañía Charlie fue una de tantas enviadas a Vietnam para acabar con el comunismo en el país. Estaba compuesta por americanos de clase media y con una media de edad de unos veinte años. Pese a no tener experiencia de combate estaban considerados como la mejor compañía de su batallón. Su misión era buscar i acabar con batallones del Vietcong.
Tras varios meses de estar en Vietnam sufrieron diversas bajas debido a trampas explosivas, minas y a los francotiradores del Vietcong. Sufrían bajas sin apenas ser capaces de ver al enemigo. Esto indudablemente crea una gran frustración entre los hombres de la compañía, puede ser una de las causas que cambien su visión sobre la población vietnamita, de repente todos pasan a ser enemigos.
Tras sufrir esas bajas y varios meses sin divisar al enemigo reciben la misión de acabar con el 48º Batallón del ejército del Vietcong en My Lai. En esta aldea descargan toda la ira acumulada durante esos meses previos y se entra en una vorágine de violencia y atrocidad; no se respeta ningún tipo de ley militar y mucho menos las dictadas en la convención de Ginebra –que pretendían “humanizar” la guerra. Se trata de una auténtica carnicería. Son asesinadas más de 400 personas, principalmente niños, mujeres y ancianos.
Evidentemente dentro del mismo ejército había quien se oponía a semejante salvajada y pese a la amenaza de ser sometido a un consejo de guerra no tomaron parte. Pero es increíble que esos hechos no fueran inmediatamente denunciados por los mismos soldados. Tuvo que ser el fotógrafo Ron Haeberle, que acompañó a la compañía Charlie en su matanza de My Lai, el que denunciara la situación ante el mundo, provocando el horror internacional y la vergüenza de Estados Unidos. Que la libertad de prensa llegara incluso al centro mismo de matanzas como la de My Lai tubo consecuencias posteriores; el ejército no se podía permitir esa imagen y mucho menos los Estados Unidos, el país de la libertad y el encargado de garantizarla por todo el mundo y luchar contra las atrocidades del comunismo. Eran los Estados Unidos los que estaban cometiendo las atrocidades, se convertían o mejor dicho, ya eran, como contra lo que estaban luchando y el mundo entero, aunque con un año de retraso, lo estaba contemplando atónito.
Esta situación era intolerable; todos cometen errores, atrocidades y Estados Unidos siempre ha sido criticado por sus actuaciones poco transparentes en sus múltiples intervenciones internacionales. La prensa era un problema evidente para el ejército estadounidense y para solucionarlo y ofrecer la imagen que él desee de sus operaciones, la prensa estará completamente controlada por el Pentágono. Si nadie ve lo que hacemos nadie puede echarnos nada en cara, parece ser el lema que se impone des de Vietnam y que llega hasta nuestros días. Guerras televisadas pero con muchísima censura.
Las responsabilidades militares fueron un mundo a parte, con una gran presión popular que clamaba contra estas atrocidades se había de juzgar a alguien, aunque fuera de manera testimonial. El elegido de entre todos los participantes fue el teniente William Calley al que incomprensiblemente se le redujo una condena de cadena perpetua a veinte años de prisión, posteriormente a diez y finalmente después de pasar tres días en prisión, Richard Nixon le conmutó la pena por arresto domiciliario. El papel estaba cumplido; alguien había sido condenado por la atrocidad de My Lai.
No eran los Estados Unidos los que tenían que garantizar la seguridad mundial? No eran el país que se había convertido en la primera potencia mundial por meritos propios y que ejercía de juez del “mundo libre”? Pero que se puede esperar de un país que des de que ha podido ha hecho y deshecho a su antojo en cualquier parte del mundo? Supongo que todo lo que se podría esperar de este país va en contra de su política exterior y por tanto es imposible de asumir por su gobierno.



Aquí os dejamos el enlace a la primera parte del documental Four Hours In My Lai




Algunas fotos tomadas por Ron Haeberle de la masacre:







Enlace a un articulo de www.elpais.com que explica los sucesos de My Lai: http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Mataban/todo/veian/elpepuint/20080504elpdmgrep_1/Tes

lacontraportada,2008